Pequeñas rutinas de actividad física ayudan a aumentar el tiempo de descanso sin interferir en los patrones de sueño
Dormir bien es fundamental para el bienestar general, y la ciencia respalda cada vez más la idea de que ciertas prácticas pueden mejorar la calidad del sueño. Uno de los hallazgos más recientes tiene que ver con el ejercicio, específicamente con los entrenamientos de resistencia, que no solo promueven la salud física, sino que también ayudan a conciliar el sueño de forma más rápida y prolongada.
Según un estudio realizado por científicos de la Universidad de Otago, publicado en la revista científica The BMJ, se descubrió que realizar pequeñas series de ejercicios de resistencia antes de dormir puede alargar el tiempo de sueño y mejorar la calidad del descanso sin alterar otros aspectos del sueño.
El ejercicio que se utilizó en el estudio fue simple: consistió en realizar sentadillas en intervalos de tres minutos, cada media hora, durante cuatro horas antes de dormir. Esta técnica demostró que interrumpir el tiempo sedentario con actividad física ligera a moderada no solo favorece el descanso nocturno, sino que también es beneficioso para la salud cardiovascular y metabólica.
Beneficios de hacer ejercicio en la noche
Sin embargo, realizar ejercicio por la noche siempre había sido considerado un factor que podría interferir con el descanso, ya que se creía que el aumento de la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca dificultaba la conciliación del sueño. Pero este estudio y otros similares han demostrado que, cuando se trata de actividades moderadas y de corta duración, como las de tres minutos, estos efectos son mínimos y no entorpecen el sueño posterior. La clave para aprovechar al máximo los beneficios del ejercicio nocturno es hacerlo de manera moderada y sin llegar a niveles extenuantes. Actividades como las sentadillas, elevaciones de talón o ejercicios de estiramiento, si se practican con moderación, pueden contribuir a un descanso más profundo.